Homilia para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe

Homilia para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe December 13, 2010

Quiero empezar con unas preguntas para hacerlos a todos pensar y meditar un poco.

¿Quién en Dios para ti? ¿Quién es Jesús en tu vida? ¿Cómo es tu vida diferente al ser devoto a la Virgen de Guadalupe? ¿Cómo describirías en tus propias palabras a Dios?

Quizás nunca en sus vidas han buscado respuestas a estas preguntas tan precisas. Nuestra imagen de quien es Dios es muy importante porque afecta la manera en la cual nos relacionamos con El. Esta imagen que tenemos es muy importante, y tenemos que asegurarnos que sea la correcta.

Muchos hemos crecido con una cierta imagen de Dios: Esta imagen es de un Dios que esta alto en el cielo, lejos de nosotros sentado en un trono celestial, buscando como poner pruebas y dificultades en nuestras vidas. Es un Dios que fácilmente se enfada y rápidamente castiga con dolencias, y para el más terrible, castiga con el infierno. Es un Dios que busca vengarse de todo, castigando severamente errores pasados de nuestra vida mientras aun vivimos. Algunos viven con miedo de Dios, sintiéndose indignos, sintiéndose demasiado pecadores o demasiado terribles para acercarse a El. Se sienten ya condenados.

Como podemos creer esto cuando la Santa Madre de Dios nos dice a través de su embajador Juan Diego, “Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en el mostrar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa Madre, a ti, a todos vosotros juntos, los moradores de esta tierra, y a los demás amadores míos que me invoquen y en mi confíen; oír allí sus lamentos y remediar todas sus miserias, penas y dolores.”

Nuestra Señora de Guadalupe fue enviada por Dios no para castigar al pueblo o para vengarse. Dios nos envió a su madre para brindarnos amor, compasión, auxilio y defensa.

Nuestro Dios es un Dios que deja sus 99 ovejas para buscar a la que esta perdida.

Nuestro Dios es un Dios que cuando habito en la tierra, cenó con pecadores y perdono a pecadoras.

Nuestro Dios es un Dios que amó de tal manera al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Lo que mas Dios quiere es nuestra salvación, nuestra alegría, no nuestra condena. Tan desesperadamente busca Dios nuestro amor que sacrifico a su único hijo.

En vez de culpar a Dios por nuestras dolencias y sufrimientos, tenemos que darnos cuenta que Dios mismo sufrió nuestras dolencias y sufrimientos. Dios sabe bien que quiere decir cargar la cruz. Dios no esta sentado en un trono en algún lugar lejano en el cielo… Dios se ha hecho hombre en Jesús y esta entre nosotros. El sabe nuestras dolencias y quiere consolarnos.

Algunos creen que han hecho ya tanto mal en sus vidas que ya no pueden recibir el perdón de Dios, que ya están demasiado lejos. Nadie puede estar demasiado lejos de Dios, porque nuestro Dios tanto quiere que nos acerquemos a El que siempre nos perdona cuando nos acercamos a El con un corazón arrepentido.

Jesús no es un trofeo que ganamos por haber sido buenos y por no habernos equivocado. Jesús entra en nuestras vidas para reconciliarnos con Dios Padre, para perdonar nuestras culpas y para ayudarnos a caminar por el buen camino.

Dios busca al perdido para llamarlo. Dios busca al mas débil para fortalecerlo. No es que Dios busca como hacer nuestra vida mas difícil o miserable, mas bien, Dios quiere aliviar nuestras dolencias. Dios nunca nos manda maldades, mas bien, nos ayuda con su gracia a sobrellevarlas.

Nuestra Señora de Guadalupe nos prometió mostrarnos su amor, compasión, auxilio y defensa a todo quien la ame. Ella le prometió esto a Juan Diego, un indio oprimido por la colonización española, un indio a quien no lo creyó el obispo, a un indio sin mucha educación. Dios envió a su madre al marginado, al oprimido para hacerlo fuerte, para hacerlo una luz en el mundo. Dios escoge al débil para humillar al fuerte. La Virgen ofreció a México la esperanza de su hijo Jesús a un pueblo que sufría.

Este amor, compasión, auxilio y defensa que la Virgen de Guadalupe ofreció a Juan Diego, ella también nos lo brinda hoy, en este momento. ¿Qué es lo que te oprime? ¿Cuáles son tus penas y dolencias? ¿Cuál es tu dificultad? ¿Cuál es tu cruz diaria?

Algunos sufren como esclavos de sus pasiones, y no pueden controlar el alcohol o la droga y cada día se encuentran más solos y marginados. Dios quiere ayudarte con su gracia para superar esta esclavitud.

Muchos sufren por el sistema legal de este país. Vienen a buscar trabajo y un futuro mejor para sus hijos, pero tienen que vivir en un miedo constante de las luces azules aunque uno trabaje y viva honradamente.

Otros tienen problemas con su pareja, violencia domestica, falta de atención o comunicación. Cuantas personas me han dicho que su matrimonio iba bien hasta el día que llegaron a este país, y a pesar de tener ahora más dinero, lo han perdido todo porque la familia se ha desintegrado. Dios quiere sanar sus heridas y fortalecerlos como pareja con su presencia.

Otros quizás viven una vida de fiesta en fiesta, una vida de promiscuidad, pero ven que nada satisface el vacío que sienten en su alma. Lo único que les llenará su corazón es el Señor.

No importa cual sea el problema que enfrentamos, no importa que tan grande sea, Dios nos envía a su amada Madre hoy y ella nos dice, como le dijo a Juan Dieguito: Quiero mostrarte mi amor, compasión, auxilio y defensa.

Nuestro Dios no es un Dios que nos quiere castigar, nuestro Dios es un Dios que nos quiere salvar, que nos quiere dar esperanza, que nos quiere ver felices.

La Una Iglesia que Jesús fundo, la Iglesia Católica, nos propone un plan de vida para encontrar la felicidad.

En la Iglesia Católica encontramos el camino seguro a Jesús a través de los sacramentos, de la Sagrada Biblia y la liturgia. La Iglesia no es perfecta, porque todos nosotros pertenecemos a ella, si fuese perfecta, ninguno de nosotros podría pertenecer. La Iglesia, guiada fielmente por el Espíritu Santo, nos muestra el camino seguro a Jesús y a la felicidad eterna.

Jesús no vino a condenar al mundo, si no a salvarlo. ¿Estamos escuchando a la invitación de Jesús a seguirlo para encontrar nuestra salvación, el perdón de nuestros pecados y la vida eterna? Jesús invita a todos a su banquete, pero si decidimos no seguirlo, nos condenamos nosotros mismos.

La Virgen Maria le dio el SI a Dios, decidió seguir el plan que El tenia para ella y Dios mismo se hizo hombre en su vientre. ¡Que grandes maravillas y milagros podrá hacer Dios a través de nosotros si le decimos SI a el como lo hizo Maria!

Click aqui para leer otra homilia para La Virgen de Guadalupe

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