De donde viene la Biblia? La Tradicion y las Sagradas Escrituras

De donde viene la Biblia? La Tradicion y las Sagradas Escrituras January 16, 2012

Cuando hablamos del evangelio, hablamos primeramente del mensaje predicado por Jesús cuando el habitó la tierra.  Jesús nunca escribió libros ni mando escribir libros, solo predicó.  Su mensaje fue completamente oral y la intención de la Iglesia primitiva era transmitir el evangelio, la buena nueva, a cuantas personas posibles y a futuras generaciones.

Imagínese ser uno de aquellos que escucho predicar a San Pedro el día de Pentecostés.  Sabemos por el libro de los Hechos de los Apóstoles que tres mil fueron bautizados ese día.  Estas personas fueron bautizadas, recibieron el Espíritu Santo y si hubieran muerto ese mismo día hubieran ido al cielo.  En ese entonces aún no existía el Nuevo Testamento, aún los santos Mateo, Marco, Lucas y Juan no habían escrito sus evangelios y San Pablo aún ni era cristiano.  Esto nos recuerda que el mensaje recibido de Jesús oralmente es lo que salva.  Este mensaje recibido y luego transmitido a otros es lo que la Iglesia Católica llama la Tradición.  A través de esta Tradición, que es oral, Dios se ha revelado.

Luego al pasar del tiempo, Dios inspiró a ciertos hombres a escribir aquello que era necesario para la salvación que había sido revelado por Jesús.  Aproximadamente veinte años después que Jesús ascendió al cielo se escribió el primer libro del Nuevo Testamento.  Luego seguirían otros.

Vemos en el inicio del Evangelio de San Lucas como la Biblia misma afirma que existen más hechos de Jesús y que lo escrito por San Lucas es un resumen de aquello.

“Muchos han emprendido la tarea de escribir la historia de los hechos que Dios ha llevado a cabo entre nosotros, según nos los transmitieron quienes desde el comienzo fueron testigos presenciales y después recibieron el encargo de anunciar el mensaje.  Yo también, excelentísimo Teófilo, lo he investigado y todo con cuidado desde el principio, y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas ordenadamente, para que conozcas bien la verdad de lo que te han enseñado.” [Lucas 1, 1-4]

La conclusión del evangelio de San Juan también afirma que Jesús reveló mucho más de lo que ha sido escrito en los libros de la Biblia.  La Biblia misma señala que la Revelación de Dios es primeramente Jesús y lo que él ensenó oralmente.  La revelación de Dios no se limita a la Biblia, más bien, la Biblia tiene su origen en la revelación de Dios en Jesucristo y la Tradición oral.

“Jesús hizo muchas otras cosas; tantas que, si se escribieran una por una, creo que en todo el mundo no cabrían los libros que podrían escribirse.” [Juan 21,25]

Al pasar los años, muchos libros sobre la vida de Jesús fueron escritos.  Personas como San Pablo escribieron a comunidades cristianas y las cartas fueron guardadas y usadas en la liturgia cuando la comunidad se reunía los domingos.  Algunos libros eran fieles a las enseñanzas recibidas de Jesús y sus apóstoles, pero otras no lo eran.  La Iglesia primitiva tuvo que discernir cuidadosamente con la ayuda del Espíritu Santo qué libros contenían información correcta y cuáles no.  Por ejemplo, existió el evangelio de San Tomas, pero la Iglesia al comparar el contenido de este evangelio con la Tradición recibida, reconoció que el evangelio de San Tomas no era fiel a las enseñanzas de Jesús.  El siguiente ejemplo demuestra como este evangelio es contrario a lo que Jesús ensenó.

“Jesús les dijo: ‘Cuando hagáis de los dos uno, y hagáis el interior como el exterior y el exterior como el interior y lo de arriba como lo de abajo, y cuando establezcáis el varón con la hembra como una sola unidad de tal modo que el hombre no sea masculino ni la mujer femenina, cuando establezcáis un ojo en el lugar de un ojo y una mano en el lugar de una mano y un pie en el lugar de un pie y una imagen en el lugar de una imagen, entonces entraréis en el Reino.’” [Evangelio de San Tomas, 22]

También habían libros con información correcta, pero la Iglesia no los reconoció como inspirados por Dios ya que no se usaban en la liturgia.  Un gran ejemplo son las hermosas cartas escritas por San Ignacio de Antioquia, entre ellas su carta a los Romanos de la cual es tomada la siguiente cita.

“El mayor favor que pueden hacerme es permitir que yo sea derramado como libación a Dios mientras el altar está preparado; para que formando un coro de amor, puedan dar gracias al Padre por Jesucristo, porque Dios se ha dignado traerme a mí, obispo sirio, del oriente al occidente para que pase de este mundo y resucite de nuevo con El… Permitid que sirva de alimento a las bestias feroces para que por ellas pueda alcanzar a Dios.  Soy trigo de Cristo y quiero ser molida por los dientes de las fieras para convertirme en pan sabroso a mi Señor Jesucristo.” [San Ignacio a los Romanos, IV]

Al pasar de los años, la Iglesia en diversas partes de Europa afirmaba una y otra vez los libros reconocidos como fieles a la Tradición oral del evangelio recibido de Jesús y transmitido por los apóstoles y sus sucesores.  El fragmento más antiguo que existe con una lista de los libros que comprometen el Nuevo Testamento es el Fragmento Muratorio del año 180.

El contenido del Nuevo Testamento es afirmado por la Tradición oral y esta Tradición ha sido preservada a través de los siglos por la Iglesia.  Hoy en día la misma Iglesia primitiva que afirmó el origen divino de estos libros continúa a garantizar la proveniencia divina del Nuevo Testamento.   Los obispos actuales de la Iglesia Católica son sucesores directos de los primeros apóstoles, ya que la Iglesia apostólica primitiva continúa en existencia en la Iglesia Católica.


Browse Our Archives