Dones Pascuales: Paz y Misericordia

Dones Pascuales: Paz y Misericordia April 14, 2012

Durante la tercera década del siglo XX, Jesús se apareció a una hermana religiosa polaca llamada Faustina en Cracovia, Polonia y le dijo, “la humanidad no obtendrá la paz verdadera hasta el día que regrese con confianza a mi misericordia.”

Dios existe deseoso de otorgarnos el perdón de nuestros pecados para vivir libres de las cadenas del pecado y vivir en la libertad de los hijos de Dios.  El vivir reconciliado con Dios y el prójimo es encontrar la paz verdadera.

Desafortunadamente nuestros corazones constantemente  imitan al dudoso Santo Tomas.  Dudamos de la misericordia y amor de Dios.  Dudamos su habilidad de perdonarnos.   Permitimos que la duda nos mantenga alejados de la misericordia que Dios gratuitamente nos ofrece.

Si podríamos comprender la misericordia que Dios nos tiene.  San Juan Vianey, santo patrón de sacerdotes y confesor ejemplar, escribió, “Nuestros pecados no son mas que un grano de sal al lado de la gran montaña de la misericordia de Dios.”  Nuestros pecados y ofensas desaparecen como una gota de agua derramada sobre un horno ardiente cada vez que nos acercamos a Dios con un corazón arrepentido.

Jesús le ha confiado a su Iglesia el poder de extender y hacer presente su divina misericordia.  A través de las aguas del bautismo, somos lavados del pecado y nos convertimos en hijos de Dios.  A través del sacramento de la reconciliación, Dios nos restaura en su gracia al darnos su misericordia y paz.

Cuando la paz de Cristo sea establecida un corazón a la vez en este mundo, en ese momento conoceremos la paz.  No es una paz que simplemente implica la ausencia de conflicto, pero una paz que nace de la alegría de vivir en harmonía con Dios y el prójimo.

El regalo de Cristo para nosotros esta Pascua es la paz.  Este segundo domingo de Pascua celebramos la Fiesta de la Divina Misericordia, fiesta religiosa instituida en el año 2000 por el Papa Juan Pablo II siguiendo las indicaciones de las revelaciones de Jesús a Santa Faustina.  En esta fiesta anual celebramos con la Iglesia universal el poder de la misericordia de Dios y rendimos gracias a Dios por el Beato Juan Pablo II y Santa Faustina, dos grandes apóstoles de la inagotable misericordia de Dios.


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