“Ustedes padres que piden el bautismo para su hijo, deben dares cuenta de que contraen la obligación de educarlo en la fe, para que sepa guardar los mandamientos divinos: amar a Dios y a su prójimo, como Cristo nos enseñó. ¿Aceptan esta obligación?
El día que presentaron a sus hijos para el bautismo, escucharon estas palabras. El sacerdote o diacono les hizo esta misma pregunta y ustedes respondieron, “Si.” El bautismo es esencial para los recién nacidos ya que a través de él, los niños se integran a la familia de Dios al ser liberados del pecado original y al renacer en Cristo.
Esta manifestación de gracia no solo afecta al niño bautizado, pero su efecto se extiende a su familia, en particular a sus padres. Este es un momento de compromiso con Cristo y su Iglesia. Es un momento donde los padres reconocen su papel principal en la educación religiosa y el bienestar espiritual de sus hijos.
Lamentablemente muchos padres no logran cumplir este compromiso. Los padres no pueden delegar por completo su responsabilidad a otra persona, sea un catequista en la parroquia o una maestra en la escuela parroquial. El catequista comparte y ayuda a los padres con su responsabilidad, pero nunca podrá remplazarlos.
Si los niños no aprenden de Dios en casa, si no escuchan a sus padres hablar de la presencia de Dios en sus vidas, si no ven a sus padres en oración, en particular en la Misa dominical, sus vidas espirituales serán grandemente empobrecidas. Así como buenos padres se aseguran que sus hijos coman, cumplan sus tareas y tengan actividades sanas, buenos padres cristianos velan por el bienestar espiritual de sus hijos, el elemento personal más importante de la vida del niño.
La fe se transmite en casa a través de la palabra y el ejemplo, se refuerza con catequesis en la parroquia y se manifiesta en la Misa dominical. Padres que si cumplen con su compromiso de transmitir la fe a sus hijos reconociendo su responsabilidad espiritual sobre ellos se convierten en buenos padres cristianos, y sus niños beneficiarán tremendamente por el resto de sus vidas.