Feliz 28 (atrazado)

Feliz 28 (atrazado) August 1, 2012

Este 28 de julio tuve la gran alegría de celebrar una Misa  de acción de gracias auspiciada por el  Consulado General del Perú en Atlanta en la parroquia Holy Cross, Atlanta.  En la foto de arriba estoy con el Consul General del Peru en Atlanta, mi tio Francisco Rivarola.

Doy gracias a Dios por esta oportunidad de compartir el dia de la independencia del Peru con mis compatriotas y poder celebrar con una causa de pollo, una Inca Cola y un alfajor.

Mi homilía:

¿Qué podrá tener de parecido el profeta Jeremías quien vivió hace 2.600 años con nosotros, hombres modernos y avanzados del siglo XXI?

Si somos de esa gente que de todo se queja, allí va el primer parecido compartido con Jeremías.  Jeremías de todo se quejaba, si  hasta de Dios se quejaba: que porque Dios lo había escogido a el para ser profeta, que porque Dios lo engañó, que porque nadie lo escuchaba o le hacia caso.

Si creemos imposible que Dios se interese por nosotros, que se interese por mi, un mísero ser humano, allí esta el segundo parecido.

Si vivimos en una sociedad que existe en medio de la incertidumbre, con miedos, divisiones y rebeldías, pero con la esperanza de que algún día haya paz y harmonía, allí llegamos al tercer parecido con Jeremías.

En este tercer parecido me detengo porque pienso que todos lo compartimos.  Todos queremos vivir en paz y harmonía.

Jeremías predicó esperanza a un pueblo judío que estaba siendo oprimido por sus enemigos.  Toda la parte norte del reino judío había sido invadido por los asirios, y los pobres judíos iban perdiendo su identidad como judíos, eran perseguidos por sus creencias, no encontraban su lugar en una sociedad nueva y diferente.  Muchos abandonaban sus raíces, olvidándose de Dios, siendo rebeldes y desobedientes.  No había ni paz ni harmonía.

Pero Jeremías les prometió que Dios enviaría pastores para cuidar de ellos.  Jeremías predicó esperanza, enseñándoles que algún día todas las naciones se reunirían en Jerusalén para adorar a Dios todos juntos sin odios ni maldad.  Que habría unidad, comprensión, paz y harmonía, pero para que esto ocurriera, todos tenían que dejar atrás sus pecados, su rebeldía y seguir fielmente a Dios.

Este mensaje tiene 2.600 años de antigüedad.  ¿Pero podría ser predicado hoy mismo, verdad?  Parece que los siglos no hubiesen pasado.

Esta misma paz y harmonía buscaban nuestros antepasados cuando lucharon para declarar la independencia  de nuestro Perú.  Buscaban paz y harmonía en una sociedad nueva, en una sociedad independiente.  Esto mismo buscamos hoy nosotros en este país, paz y harmonía en nuestras familias y nuestras comunidades en medio de obstáculos y miedos.

Mirando la historia de nuestro Perú y repasando nuestras vidas nos damos cuenta lo difícil que es encontrar esta paz y harmonía.  Muchos ya se han dado por vencidos diciendo que es imposible.  Quizas por eso el mensaje de Jeremías es un mensaje que resuena hoy.  Esta paz y harmonía es lo que desesperadamente buscamos como seres humanos, pero aparentemente nunca llegamos a encontrar.

¿Por qué?  La razón es fácil:

San Pablo nos dice que “nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo.”

Más que nuestra ciudadanía terrena, dada a nosotros gratuitamente por el Perú, es nuestra ciudadanía celestial.  Todos los que hemos sido bautizados somos ciudadanos del cielo. Nuestro país natal nos recibe en la tierra y nos da nuestras tradiciones, idioma, historia y tantas riquezas con las cuales nos identificamos y las cuales celebramos especialmente en estos días, pero nuestro renacer en Cristo injerta nuestra alma en la eternidad.

Paz y harmonía perfectas son imposibles de encontrar en la tierra, pero nuestros ojos están fijados en la patria eterna, el cielo.  Cualquier grado de paz y harmonia que conseguimos aqui son dones del Señor mismo, y cuanto mas arrepentidos de nuestros pecados vivamos y cuanto mas cerca de Dios nos encontremos, mas paz y harmonia encontraremos en nuestros corazones.

Pidámosle en esta Misa a Nuestro Padre Celestial que nos ayude siempre a buscar paz y harmonía primero en nuestros corazones, nuestras familias, nuestras comunidades y a la distancia en nuestro Perú.  Que tengamos un gran fervor con esperanza que viene de saber que somos herederos de la paz y harmonía eterna que nos espera en el reino sin fin, el reino de Jesucristo.

Pictures are mine, all rights reserved.


Browse Our Archives