La Eucaristia ¿Que mas podemos pedir?

La Eucaristia ¿Que mas podemos pedir? August 5, 2012

 

Ruinas de la sinagoga de Cafarnaúm

Recuerdo de niño preguntarle una vez a mi mama justo antes de la comunión durante la Misa: ‘mama, ¿al Padre se le acaban las hostias?’

Mi mama me respondió rapidito y calladamente, ‘No, nunca se le acaban.’

No lo podía yo creer.  Al Padre nunca se le acaban las hostias.  Dios debe de ir llenando el copón milagrosamente para que no se acaben.  Me imaginaba a ángeles invisibles trayendo más y más hostias del sagrario al sacerdote mientras el daba la comunión.

Aunque esto seria algo increíble, y ciertamente nada le impide a Dios hacerlo si El lo quisiera, lo que ocurre cada vez que una Misa se celebra es algo mas profundo y mas increíble.

Cada vez que la Misa se celebra Dios nos alimenta con su propia presencia.  Así como Dios les dio de comer a los judíos en el desierto cuando estaban hambrientos a pesar de estar tan quejosos, así como Jesús les dio de comer a mas de 5000 y aun pedian otra señal, Dios nos da de comer una y otra vez.  Y no es comida que simplemente nos llena la barriga… es comida que nos llena el alma.  El cuerpo y sangre de Cristo es alimento que perdura para siempre.

Aquí recibimos en nuestro propio cuerpo y alma al creador del universo, a El quien creo el cielo y la tierra, a El quien nos ha creado a cada uno de nosotros.

Hoy iniciamos a escuchar en el Evangelio el sermón de Jesús en la sinagoga del pueblo llamado Cafarnaúm, pueblo pesquero en la costa del Mar de Galilea donde Jesús vivió la mayoría de los tres años de su ministerio publico.  Seguiremos escuchando este sermón los próximos cuatro domingos y cada domingo me enfocaré en un aspecto de lo que aquí celebramos y lo que recibimos: el cuerpo y sangre de Cristo.

¿Cuantas veces nos comportamos como los judíos de la primera lectura o como las personas oyendo a Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm?  Nos quejamos de todo, renegamos de Dios, nada nos parece, pero igual queremos que Dios nos escuche y nos arregle nuestros problemas.  Le pedimos una señal.

Nos quejamos y le pedimos mas a Dios porque no reconocemos las bendiciones que Él ya nos ha dado.  Le pedimos a Dios una señal, le pedimos algo, cuando ya nos ha dado tanto, empezando con nuestras propias vidas.

Jesús se ha entregado por nosotros en la cruz, muerto por amor a nosotros.  ¿Que mas le podemos pedir?

Jesús nos ha dejado su presencia aquí en la Santa Comunión.  ¿Que mas le podemos pedir?

Jesús está aqui presente entre nosotros, no metido en un salón sentado en un trono.  ¿Que mas le podemos pedir?

Jesús está aqui dandonos una señal bajo las apariencias de pan y vino.  ¿Que mas le podemos pedir?

Jesús está entre nosotros como alimento que podemos comer para entrar en una profunda unión con El.  ¿Que mas le podemos pedir?

Aquí está Dios demostrándonos una gran humildad.  Así como Jesús se puso en manos de los hombres, se arriesgó y fue maltratado, as también Jesús continúa a demostrarnos la humildad.  Se pone en nuestras manos aquí en el altar, vulnerable, expuesto a todo tipo de indiferencia, burla y falta de reconocimiento.

¿Qué más podremos buscar? ¿Qué mas podremos pedir o querer?  Aquí esta el Señor, reconócelo, alábalo, agradecerle y pídele lo que necesites.  Cuanto más lo reconozcas aquí en el sencillo pan y vino, mas lo reconocerás en tu vida diaria.

Como dice la canción: Dios esta aquí, tan cierto como el aire que respiro, tan cierto como en la mañana se levanta el sol, tan cierto como que yo canto y tu me puedes oír.

Aqui está Dios y se convierte en alimento que perdura para siempre.  Esta es verdadera comida y verdadera comida, pues es Dios, nuestro creador mismo, que viene a nuestro encuentro.

Esta es la señal que Jesús nos promete.  ¿Que mas podremos pedir?  Dios está entre nosotros, vengamos a adorarlo y a recibirlo en nuestros corazones.

Ruinas de Cafarnaúm
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