El Don de la Fe

El Don de la Fe November 12, 2012

Al hablar de fe, siempre recuerdo un pasaje del evangelio de San Mateo.  Mientras en Cesárea de Filipo, Jesús le preguntó a sus discípulos, “y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo?” a lo cual Pedro contesto, “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.” La respuesta de Jesús a Pedro revela una gran característica de la fe: “Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.”

La profesión de fe de San Pedro que reconoce a Jesús como el Hijo del Dios vivo no es una conclusión alcanzada por observación y la razón, más bien, es una revelación directa de Dios.  La fe es un don.  Ni la carne ni la sangre, ni la sola razón le pueden revelar a Pedro la divinidad de Jesús, sólo Dios puede hacer esto a través del don de la fe.  Si la fe se alcanzara solamente como conclusión de un argumento, ya no seria fe.  La fe es un don que no puede ser adquirido como uno adquiere conocimiento de una ecuación química o prueba matemática.

Cuando Jesús caminó sobre la tierra hace dos mil años muchas personas lo vieron y lo escucharon, pero no todos lo reconocieron como la plenitud de la revelación de Dios.  Por ejemplo, San Juan narra que cuando Jesús dialoga con una mujer samaritana en el pozo y le dice, “Si conocieras el don de Dios y quien es el que te dice, ‘dame de beber,’ tu misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva.”  La divinidad de Jesús no se reconoce inmediatamente, más bien se requiere el don de la fe para reconocerla.  Si no fuese así, toda persona de Judea al ver a Jesús hubiese caído de rodillas reconociendo a Dios mismo pasar.

La razón por su cuenta no puede dar fe ya que la fe viene directamente de Dios, pero esto no quiere decir que la fe está en contra de la razón.  Los argumentos razonables de la existencia de Dios dan una orientación, pero estos no pueden dar fe.  La fe transciende la razón sin hacerle violencia, ni tampoco requiere su negación.  El domingo de Pascua del 2009, escuché predicar al Reverendo Ignatius Harrison, rector del Oratorio Brompton de Londres, quien dijo, “Los datos por su si solos nunca son suficientes, aunque siempre son indispensables.  Los datos escritos sobre papel no siempre convencen.  El desdoblar  los datos es un proceso supernatural; tienen que ser ratificados por el don de la fe.”

El estudio de los datos y el uso crítico de la razón son necesarios para aumentar la fe, pero lo que se necesita sobre todo es la oración ferviente, rogándole a Dios que aumente en nosotros el don de la fe.  Pidamos que nuestra fe se profundice y se fortalezca con la gracia de Dios, de la misma manera que fue en aquellos que tuvieron un encuentro con Cristo, y poco a poco lo reconocieron como el Hijo de Dios vivo.


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