Tentaciones de Jesus en el desierto

Tentaciones de Jesus en el desierto February 16, 2013

 

En el país de Israel hay un monasterio en un cerro de donde uno ve una de las ciudades más antiguas del mundo, Jericó, continuamente habitada por 11,000 años.  Del monasterio también uno ve el rio Jordán, el rio donde Jesús fue bautizado.

Este monasterio donde aún viven unos monjes griegos marca el área del desierto donde Jesús pasó cuarenta días, marca el lugar donde ocurrió el pasaje del evangelio que escuchamos hoy.  El evangelio mismo narra como Jesús subió del Jordán antes de ir al desierto.

Este evangelio hace surgir muchos puntos de reflexión, y a lo largo de los siglos, la Iglesia ha meditado mucho el porqué de estos cuarenta días, ha meditado como es que el enemigo nos engaña y confunde y también como así es que Jesús fue tentado si Jesús es Dios.

Primero, el porqué de estos cuarenta días.  Jesús pasó estos cuarenta días en el desierto haciendo oración y sacrificio.  Por cuarenta días Jesús estuvo apartado del mundo para prepararse para poder cumplir la misión encargada a él por Dios Padre.  De la manera que un atleta hace ejercicio por meses antes de una competencia, de la manera que un soldado es entrenado por un periodo largo de tiempo antes de ir a la guerra, de la misma manera que un músico practica su instrumento todos los días antes de dar un concierto, Jesús prepara su alma antes de iniciar su ministerio, antes de empezar a predicar y anunciar el evangelio.  Jesús tiene que ser fortalecido antes de emprender su trabajo.

Durante la cuaresma nosotros imitamos estos cuarenta días de Jesús en el desierto.  Es un tiempo para nosotros ejercitar nuestra alma y nuestra persona de una manera espiritual para que por el resto del año podamos mantenernos fieles a Jesús.  Este tiempo de cuaresma nos invita a hacer penitencia ofreciendole sacrificios al Señor.

¿Porque?  Si podemos ofrecerle a Dios algo pequeño como ‘comer menos’ o ‘limitar el uso del celular’ o ‘no comer dulces,’ estas practicas van a fortalecer nuestra fuerza de voluntad.  Si podemos decir ‘no’ a cosas pequeñas, luego estaremos preparados para rechazar tentaciones y pecados graves que surgen en nuestras vidas.

Segundo punto, la tentación.  Como sacerdote he conocido a muchas personas que dicen, ‘Padre, el día que decidí acercarme a Dios, de cambiar mi vida, empezaron a ocurrir muchas dificultades, muchos problemas.’  Quizás a algunos de ustedes les ha ocurrido, o conocen a personas a quienes les ha ocurrido.

Tenemos que siempre tomar en cuenta que el enemigo, el demonio, hace todo lo posible para desviarnos, especialmente cuando tomamos una decisión de servir al Señor.  Cuando el enemigo ve que nuestros esfuerzos darán buen fruto en nuestras vidas y en las vidas de los demás, el demonio hará todo lo posible para desanimarnos, tentarnos y separarnos de Dios.

Es precisamente esto lo que ocurre en el evangelio.  Jesús se está preparando para su ministerio público, un ministerio que cambiará el curso de la historia, un ministerio que hoy 2000 años después sigue dando gran fruto.  El demonio estaba desesperado por desviar el plan de Dios.

Cuando cosas buenas van a venir, es allí que tenemos que estar más atentos  a la tentación del enemigo y mantenernos fuertes.

El demonio tienta a Jesús con tres tentaciones concretas, y ¡hasta usa palabras de la Biblia para tentarlo!  Nos demuestra que simplemente porque alguien conoce la Biblia no quiere decir que sea un santo o este correcto, hasta Satanás usa la Palabra de Dios, distorsionándola, para cumplir sus planes.  Las tentaciones de Jesús son tentaciones muy personales, donde el enemigo trata de que Jesús elija su propia voluntad en vez de hacer la voluntad del Padre.

Tercer punto.  Aunque era imposible que Jesús caiga en tentación, pues él es Dios, no quiere decir que Jesús no haya verdaderamente batallado y sufrido durante este tiempo en el desierto.  De la misma manera que Jesus sufió en el Huerto de los Olivos, pero luego fue obediente a la voluntad de su Padre, Jesus sufre de una manera real en el desierto.

Al resistir Jesús las tentaciones, el demonio se fue, seguramente amargo porque no lo había vencido.  Tres años después, el demonio creyó haber derrotado a Jesús al verlo crucificado en la cruz, pero Cristo resucitó, y triunfo sobre el poder del enemigo.

¿Cómo es que Jesús vence la tentación? ¿Cómo podemos nosotros en nuestras vidas diarias vencer la tentación especialmente durante la cuaresma?  Jesús le respondió a Satanás cada vez con la Palabra de Dios, sin entrar en dialogo con él.  Al poner a Dios primero en el centro de nuestras vidas podremos triunfar con Cristo, venciendo las mentiras y tentaciones del enemigo.  Pidámosle al Señor en esta Misa que nos fortalezca con su gracia y presencia para que nosotros también podamos ser victoriosos sobre las tentaciones del enemigo y poder reinar con el.

Mirando hacia Jerico desde el Rio Jordan
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