Mujeres Fieles

Mujeres Fieles October 19, 2013

Durante mi segundo año en el seminario conocí a una hermana religiosa en la oficina litúrgica de Roma. Era secretaria de Monseñor Marco Frisina, director de la oficina. Yo había ido a esta oficina con una carta del obispo Boland para solicitar una reliquia de San Francisco de Sales para la escuela Mount de Sales en Macon, Georgia. Charlando con la hermana, me di cuenta que vivía en el barrio junto al seminario, una zona con muchos ancianos y jóvenes perdidos (zona en la foto de arriba).

La hermana me pidió ayuda para visitar a estas familias. El seminario ya me había asignado a trabajar en una parroquia latinoamericana, y ya que el tiempo libre en el seminario no existe, fue muy difícil para mí ayudarla.  La hermana Pina me llamaba cada mes invitándome a una hora santa y meditación que su comunidad organizada en el barrio. En ocasiones iba, pero no me comprometía a más.

Cada vez que me llamaba se le escuchaba entusiasmada y contenta,  como si fuese la primera vez que me invitaba. Pensaba que algún día dejaría de llamar después de escucharme decir tantas veces “no”, pero la hermana continuó llamándome e invitándome.  Esto continuó por dos años y medio, y me estaba volviendo loco.

Un mes antes de partir del seminario un amigo me mencionó que quería una asignación pastoral donde podía practicar su italiano y estar más involucrado con los romanos.  Ese mismo día me encontré con la hermana Pina mientras iba yo en bicicleta por Trastevere. Dios obró – durante mi último mes en Roma el seminario aprobó la asignación pastoral y mi amigo comenzó a visitar familias. Cuando volví de visita a Roma un año después, cené con la hermana Pina y los cuatro seminaristas estadounidenses asignados a visitar familias en su barrio.

San Lucas escribe acerca de una mujer tan fiel y persistente como la hermana Pina. La mujer pedía una decisión justa a un juez hasta que el juez decretó la decisión por la persistencia de la mujer y no por su buena voluntad.  Como la mujer del evangelio, la hermana Pina permaneció fiel en la oración sabiendo que tenía que seguir tocando la puerta para que Dios responda a su petición.

Así es como Dios obra.  Lo que parecía imposible para mí se desenvolvió con mínimo esfuerzo en menos de un mes. Aunque yo ignoré las oraciones y la persistencia de la hermana, Dios ciertamente escuchó y el gran deseo de la hermana Pina se hizo una realidad.

“El que tira semillas al viento hará florecer el cielo”
Grafiti sobre el Rio Tevere
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