Piedad Popular Navideña – Las Posadas

Piedad Popular Navideña – Las Posadas December 18, 2013

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La Navidad siempre implica la repetición de tradiciones familiares tales como quien arma el nacimiento, quien coloca los adornos en el árbol de Navidad y el menú de la deliciosa cena compartida con seres queridos.  Aunque cada familia tiene sus propias tradiciones y prácticas, hay tradiciones muy antiguas presentes en diversas culturas que celebran el nacimiento de Jesús. En estas expresiones de piedad popular dice el Papa Francisco, “se puede percibir el modo en que la fe recibida se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo ” (Evangelii Gaudium, 123).

Una tradición que expresa el contenido de la fe más por una vía simbólica que por el uso de la razón instrumental son las posadas en México.  El Papa Benedicto XVI, citado por Francisco, dice que la piedad popular de América Latina es “un precioso tesoro de la Iglesia católica” y que en ella “aparece el alma de los pueblos latinoamericanos” (Evangelii Gaudium, 123). En la celebración de las posadas, la fe es expresada de una forma maravillosa y es transmitida a la próxima generación; es la evangelización en todo su esplendor.

Todos los días desde el 16 de diciembre hasta la noche buena, personas se reúnen con sus vecinos en preparación para la Navidad al recordar y revivir los momentos que María y José vivieron antes del nacimiento de Jesús. María y José caminan por el barrio de casa en casa pidiendo posada para pasar la noche y los vecinos les niegan posada.  Se canta una canción tradicional en cada puerta.  En un verso de la canción, José implora, “no seas inhumano tennos caridad, que el Dios de los cielos te lo premiará,” a lo cual aquellos dentro de la casa responden, “ya se pueden ir y no molestar, porque si me enfado les voy a apalear.”

Finalmente un vecino abre sus puertas a María y José cantando, “¡dichosa la casa que alberga este día a la virgen pura la hermosa María!”  Al darles posada se reza un rosario y se comparten alimentos tradicionales que todos los vecinos han traído.  Abundan las piñatas y dulces para los niños. Esta hermosa tradición la empezaron los frailes agustinos en México en 1587 para evangelizar los pueblos del nuevo mundo.

A menudo en tiempos modernos estas expresiones de piedad popular como las posadas se miran con desconfianza.  Pero el Papa Francisco nos recuerda que la piedad popular “subyace una fuerza activamente evangelizadora que no podemos menospreciar: [de ser así] seria desconocer la obra del Espíritu Santo.  Más bien estamos llamados a alentarla y fortalecerla” (Evangelii Gaudium, 126). Las posadas junto con muchas otras expresiones de piedad popular permiten a los fieles profundizar la fe al hacer reales en la actualidad las verdades del evangelio. Caminar con María y José en una noche fría de puerta en puerta y sentir el rechazado generan una experiencia más profunda de la historia de Navidad que simplemente leer el segundo capítulo del Evangelio de San Lucas o escuchar una meditación. La piedad popular se dirige al corazón y permite la evangelización profunda del alma. La experiencia de las posadas no enseñará a los fieles como explicar la unión hipostática, pero ciertamente permitirá que todos sientan en su propia carne la humildad y la pobreza de Dios hecho hombre.


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