Fe de Nuestros Padres

Fe de Nuestros Padres February 3, 2014

 

Un dos de febrero hace ocho años me levanté temprano y tomé un autobús desde donde me estaba quedando en el centro de la ciudad de Génova a la estación de tren. El tren me llevó a lo largo de la costa ligure del norte de Italia, lamentablemente no podía ver la costa ya que aún no había salido el sol. Me bajé del tren en la ciudad de Bogliasco y vi afuera de la estación una camioneta pequeña con el mismo logo del billete de transporte público que había comprado en Génova. Tres abordamos la camioneta y el chofer nos llevó por un camino de cinco kilómetros que subía por las montañas, a menudo convirtiéndose en una calle de un solo carril.  El viaje terminó en una plaza callada junto a una iglesia de fachada barroca con un campanario estrecho de color rosa y amarillo.  Llegué a Pieve Ligure justo a tiempo para la Misa de ocho de la mañana.

 

Tomé tres velas delgadas que estaban sobre una pequeña mesa junto a la puerta. La feligresía en la Misa de la pequeña parroquia no era mucha. El sacerdote bendijo las velas y dio una breve homilía sobre la presentación de Jesús en el templo.

Durante la misa observaba a unas señoras rezando piadosamente. Sólo Dios tenía el privilegio de saber el contenido de las oraciones que sus labios pronunciaban durante la consagración. Más de una tenía su rosario en mano, rezándolo con fervor.  Al arrodillarme después de recibir la comunión pensé, “en esta misma iglesia, hace 140 años, mi tatatarabuela Maria Migone oró como estas mujeres. Oraba por sus cuatro hijos cuando partieron del puerto de Genova buscando una vida mejor en Sud América.  Nunca más vería ella a sus hijos.”

Después de misa me presenté a Don Andrea, ya había hablado con él por teléfono. Me invitó a tomar un café al lado opuesto de la plaza.  Pronto llegó la señora Fiorella quien me llevaría después a revisar los archivos parroquiales.

Pasé toda la mañana explorando los registros parroquiales de bautismo, matrimonio y defunción. Al descubrir el pasado aumentaba en mí un sentimiento de pertenencia a esta pequeña ciudad, en particular a su iglesia parroquial.  Los registros confirmaban que desde finales del siglo XVII generaciones de mis antepasados recibieron sus sacramentos en esta iglesia parroquial de Pieve Ligure. La misma fe que les llevó a orar en la parroquia de San Michele me había llevado a mi esa mañana a la parroquia de San Michele. La misma fe que hoy profeso ya existía de una manera en esta hermosa ciudad hace siglos, y llegó a mí por medio de mi familia, pasando de generación en generación.

Registro bautismal del 26 de octubre, 1783 de mi tatatatarabuelo Antonio Migone escrito por el sacerdote que lo bautizó

Cuando Don Andrea me presentó a algunos de los feligreses, uno señora me dijo: “estoy segura que uno de tus antepasados rezó aquí para que haya un sacerdote en la familia, y aquí estás.” “Tal vez,” pensé yo, pero inmediatamente la duda desapareció. “Sí, estoy seguro de ello. Así debe haber sido.”

Edificio moderno construido en la ubicación de la antigua casa donde vivió mi tatarabuelo Emmanuele Migone antes de emigrar al Peru en 1872 con su esposa Paola Crovetto.  A los años lo siguieron sus hermanos Luigi, Antonio y Eugenio.
Vista hacia el Mar Mediterraneo desde donde estaba la casa de mi tatarabuelo
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