Una invitación a la prisión

Una invitación a la prisión May 1, 2015

La semana pasada un hombre me dijo antes de romper en llanto, “en los últimos tres meses he aprendido todo lo que no aprendí en treinta y siete años. Cuando llegué aquí no estaba enojado con Dios, estaba enojado conmigo mismo por no haber reconocido la invitación de Dios a seguirlo a lo largo de mi vida.” La semana pasada entré a un cuarto lleno de hombres vestidos de anaranjado. Parecían estar desorientados y un poco temerosos. Cuidadosamente nos miraban a los tres sacerdotes como preguntándose por qué estábamos dentro de la unidad. Uno preguntó en voz alta, “¿Están aquí para sacarnos?” Estos hombres habían recién llegado hace tres días. Un hombre nos reconoció al obispo Hartmayer y a mí, nos había visto en su parroquia en Tifton cuando su hija fue confirmada un mes antes. Varios hombres recordaban la visita del obispo a la cárcel en Folkston donde en diciembre celebró Misa en español para más de 500 reclusos en la cancha de básquet de la prisión.

La celebración eucarística concluyó la visita de ocho horas al Centro de Detención Stewart en Lumpkin, Georgia, un centro importante del Immigration and Customs Enforcement (ICE) donde hasta 2.000 hombres esperan su juicio y la deportación. Los hombres escucharon atentamente a las palabras del obispo, y uno de ellos recibió el sacramento de la confirmación. A estos hombres les faltaban palabras para expresar su gratitud por la presencia de Cristo y su iglesia durante estos momentos difíciles de sus vidas.

Nuestra diócesis cuenta con 31 prisiones federales y estatales. Cada condado tiene una cárcel y los centros de detención juveniles son numerosos. Solo las prisiones estatales de Georgia tienen más de 46.000 presos. Teniendo en cuenta que los católicos constituyen aproximadamente 8.9% de la población de Georgia, esto significa que aproximadamente 4.100 católicos están encarcelados. Independientemente del crimen o delito, en Mateo 25,36, Jesús dice, “estaba en la cárcel y me visitaste.” Impulsados por estas palabras, debemos darnos cuenta que la pastoral en las prisiones no es sólo algo que se hace en tiempo libre o por unos pocos en la iglesia. Visitar a los presos es ser fiel discípulo de Jesucristo.

El Ministerio más gratificante en mis seis años de sacerdocio ha sido la pastoral  en las prisiones. Miles de mujeres y hombres encarcelados están hambrientos por escuchar el evangelio y la iglesia debe estar presente. Tal vez como laico, nunca has considerado este ministerio como una posibilidad para ti.  Muchos se sienten incómodos ante la idea de ir dentro de una prisión o tienen temor ante la idea de estar alrededor de los presos. Los encarcelados son hombres y mujeres como tú y yo que necesitan de la misericordia y el amor de Dios. Hable con su párroco o nuestro enlace diocesano para la pastoral en las prisiones, el Diacono Jim Hunt en la Parroquia Sacred Heart en Warner Robins, si desea obtener más información y participar en este importante ministerio de la iglesia.

Escrito para The Southern Cross.  La foto superior es de Wikipedia.

Browse Our Archives