Alzándose de la tumba

Alzándose de la tumba November 30, 2015

Siempre he encontrado mis visitas a cementerios como momentos de reflexión y paradójicamente de vida. Visitar un cementerio siempre requiere recordar la muerte, pero al recordar la muerte podemos vivir nuestras vidas más plenamente. Los pensamientos de Ivan Illych en una historia breve de Leo Tolstoy titulada La Muerte de Ivan Illych, vienen a mi mente. Cuando Ivan se enfrentó a una muerte segura, se preguntó por qué tuvo que esperar hasta casi morir para empezar a vivir. Al reconocer su muerte como cercana, desechó la superficialidad, estableció prioridades y empezó a vivir su vida.

Cuando vivía en Steubenville, Ohio, a menudo visitaba el cementerio de la ciudad ya que era sin duda el lugar más hermoso de la ciudad.  Era un sitio muy tranquilo y silencioso donde a menudo se veían venados correteando por las colinas verdes sobre las tumbas. En la ciudad cercana de Follansbee, West Virginia, había un cementerio con vistas hacia el río Ohio. Disfrutaba seguido sentarme en una banca de donde se admiraba todo el valle, sintiendo la brisa fría detrás de mis orejas.

Como sacerdote, cada vez que oficio un entierro, trato de imaginarme cómo los cementerios serán al final de los tiempos ya que creemos que cuando Jesús regrese los muertos se alzarán de sus tumbas. La oración para bendecir una tumba expresa nuestra creencia de que la muerte no tiene la última palabra, pero que Jesucristo vendrá y alzará nuestros cuerpos mortales: “Señor Jesucristo, tu permaneciste tres días en el sepulcro, dando así a toda sepultura un carácter de espera en la esperanza de la resurrección.  Concede a tu siervo reposar en la paz de este sepulcro hasta que tú, resurrección y vida de los hombres, le resucites y le lleves a contemplar la luz de tu rostro.”

Hace algunos años visité una de las tumbas más interesantes que he visto. Fue en Amiens, Francia en el cementerio de la Madeleine. La tumba era del famoso autor Julio Verne. La tumba, como se puede ver en esta página, muestra a Verne alzándose de su tumba, habiendo él mismo elevado la lápida. Mira hacia el cielo y con su mano derecha parece querer alcanzar algo más arriba.  Quizás ve a Jesús descendiendo sobre las nubes, brillando como una estrella en el cielo. Quizás levanta la mano para bloquear algo de la luz y poder ver mejor, o tal vez la levanta hacia la mano de Jesús quien se acerca rápidamente. El título de la escultura capta nuestra creencia en la vida eterna, “Hacia la Inmortalidad y la Eterna Juventud.”

Al terminar este mes durante el cual recordamos a nuestros seres queridos difuntos,  oremos por su eterno descanso, que Dios tenga misericordia de ellos y que nos prepare a nosotros para ese día cuando lo veamos cara a cara.

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