Dios no se cansa

Dios no se cansa December 10, 2015

Poco después de desearnos las buenas tardes el 13 de marzo de 2013 desde la logia de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco hizo una declaración que me llamó la atención inmediatamente y la utilicé en mi homilía dominical. Durante los primeros días de su pontificado, el Papa repitió públicamente la siguiente frase, “Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.” En su primera charla al rezar el Angelus cuatro días después de su elección, el Papa declaró que “el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia.” Estas palabras iniciales de su ministerio como sucesor de Pedro se han convertido ahora en palabras que anunciaban prematuramente el jubileo extraordinario de la misericordia que Francisco estableció por medio de la bula Misericordiae Vultus a principios de este año. El propósito de este jubileo extraordinario es que nosotros como creyentes nos enfoquemos con mayor atención en la misericordia de Dios para convertirnos en testigos más dinámicos y más eficaces de esta misma.

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El año jubilar ya inició el 8 de diciembre y concluirá el 20 de noviembre del próximo año.  El Papa Francisco nos anima a vivir este año a la luz de las palabras de Jesús, “sean misericordiosos como su padre es misericordioso”.  El reto presentado a todo cristiano es ser un instrumento de la misericordia divina hacia los demás, en otras palabras, demostrar al prójimo la misma misericordia que Dios Padre nos ha demostrado. El lema de este año de la misericordia recalca un principio fundamental de la vida cristiana, “misericordiosos como el Padre.”

El Papa afirma que para evangelizar efectivamente la misericordia debe ser propuesta con nuevo entusiasmo y renovada acción pastoral.  “Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia (Misericordiae Vultus, 12).” Las palabras y los gestos de la Iglesia deben transmitir misericordia para que corazones sean tocados y acercados a Dios. Jesús fue testigo de la misericordia de Dios por medio de su ministerio de sanación y perdón, y nos envía en misión para hacer lo mismo. El Papa tiene la atención del mundo simplemente porque sigue el ejemplo de Jesucristo. Las palabras y gestos misericordiosos del Papa Francisco son fruto de su deseo personal de imitar las palabras y gestos misericordiosos de Jesús. Nosotros mismo podemos imitar a Francisco ya que al hacerlo, junto con él, intentamos imitar más íntimamente a Jesús.

El Papa nos hace recordar que la misericordia de Dios no es abstracta, sino que nos llama a acciones concretas. Nos pide despertar nuestra conciencia y practicar obras de misericordia, especialmente hacia los pobres y aquellos en el margen de la sociedad.

Este año de la misericordia es una oportunidad para celebrar y compartir la misericordia que Dios Padre nos ha mostrado. De esta manera, unidos como iglesia proclamaremos juntos la misericordia de Dios al mundo, haciendo el mensaje del evangelio auténtico y creíble. La misericordia de Dios es inagotable, y este año de la misericordia es una oportunidad para que toda la iglesia la invoque y la reciba sin cansarse.


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